Muchas
mujeres que han sufrido violencia de género argumentan: “no sé por qué, pero
quiero que vuelva”; “Se qué suena a locura, pero lo echo de menos”.
¿A qué se
puede deber esto? Actualmente se considera que sufren el conocido “Síndrome de
Estocolmo”. Este síndrome se dio a raíz de un secuestro, en Agosto de 1973, en
Estocolmo, Suecia. Dos atracadores armados con metralletas secuestraron un
banco tomando a cuatro rehenes, tres mujeres y un hombre, durante 5 días.
Cuando los rehenes fueron liberados dos de las mujeres que habían sido
secuestradas mantuvieron relaciones con los secuestradores. Este síndrome, se
hace más presente en las mujeres que sufren maltrato puesto que ellas también
se exponen a un miedo provocado por la agresión física o psicológica en su vida
íntima.
Según varios
estudios realizados, la gran mayoría, por psicólogos, los factores que llevan a
que la mujer sienta tanto aprecio por la persona que le está maltratando son
varios. En las relaciones de pareja un gesto positivo (un regalo, una conducta
amable…) se toma con la evidencia de que el maltratador no es tan malo; ver al
abusador como un víctima o incluso llegar a pensar que la situación abusiva es
culpa de la persona maltratada. Y por último, el vínculo que se crea con el
maltratador es una estrategia de supervivencia hacia al abuso y la
intimidación.
La
incapacidad de la mujer para ver la realidad y la adaptación a su pareja
violenta, ¿es un problema de salud mental o de conductas psicológicas? O por el
contrario, ¿es un problema social?
Silvia Sánchez Noguerales
Silvia Sánchez Noguerales
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