Entre las diversas modalidades de violencia hacia la mujer
está la “trata de blancas”. Este término se usaba a finales del siglo XIX y se denominó
así ya que se refería concretamente a mujeres europeas y americanas, blancas
que eran llevadas a países de Europa, Asia y África con el objetivo de
explotarlas sexualmente. Sin embargo, en la actualidad este depravado negocio
ha ido creciendo tanto que ya no solo son blancas.
Mujeres de distintos lugares del mundo son engañadas, secuestradas
e incluso vendidas por sus propios familiares para ejercer la prostitución. Los
proxenetas (aquellas personas que obtienen beneficios de la prostitución
de otra persona) cada vez buscan nuevas formas de llevar a cabo su plan. Tienen
páginas webs a través de las cuales “reclutan” chicas e incluso ponen anuncios
para cantar en un karaoke (típico en Oriente).
La mayoría de las mujeres
que son engañadas cuentan que les ofrecieron
trabajo como camareras, para ser modelos o incluso famosas. Luego,
cuando ya llegaban al país, al que le habían prometido llevarlas, las
encerraban en burdeles y las violaban para así derrotarlas psíquicamente, y si
por si eso no era poco las golpeaban para que aceptaran su “nueva vida”. Tal es el maltrato producido que las propias
víctimas tienen miedo a huir o a
denunciar. Sin embargo, algunas han sido capaces de escapar, mientras que otras
han sido rescatadas gracias a los propios clientes o gracias a las distintas
ONG que intentar rescatar y denunciar.
Luchar contra este negocio
es muy difícil ya que son muy clandestinos, pero aún más porque en muchos casos
son las propias autoridades las que están involucradas en esto.
Keyla Cervantes
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